En mayo analizamos la maternidad como un fenómeno amplio y profundo. He aquí las perspectivas de la maternidad, según pudimos ver en Ser Grande
Al planificar nuestras publicaciones para mayo partimos de dos conmemoraciones: el día de las madres y el mes mariano, dos referencias que podrían verse como opuestas.
La primera en tanto representación de la maternidad a nivel metafísico; la otra una celebración que ha tomado un carácter muy comercial.
En Ser Grande sabemos que hay mucho más que esto, así que dedicamos varios artículos y encuestas, buscando entender, junto con nuestros lectores y colaboradores, un poco más de este tema tan vasto.
La maternidad, como fenómeno, ha sido observada desde múltiples perspectivas a lo largo de la historia. Desde hace un siglo han sucedido cambios muy notorios; y estos continúan, pues los (nos) estamos construyendo día con día.
Realidades: madres maduras y madres niñas
En nuestras sociedades modernas, cada vez más mujeres deciden quién será el padre de sus hijos, cuándo embarazarse y la cantidad de hijos que desean.
La autonomía reproductiva se relaciona con la maternidad tardía. Esto tiene sus dos principales motivos en la valoración de un desarrollo profesional de las mujeres así como en lo demandante de la realidad económica.
Al mismo tiempo existe un alto índice de embarazos de adolescentes, lo cual es una triste realidad pues se trata de maternidades no deseadas, en su gran mayoría. La edad en que las mujeres se convierten en madres está claramente relacionada con niveles educativos. Y al estar determinada por factores sociales, es algo que nos concierne a todos.
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La maternidad desde diversas cosmovisiones
Responsabilidad y conciencia es algo que también vimos, al hablar de las mujeres como forjadoras de lo que somos: la humanidad, en tanto sociedad, es fruto de los cuidados y convivencia que las madres procuraron desde tiempos ancestrales.
La maternidad es un desafío de vida tan radical que hay autoras que lo refieren como un camino de desarrollo espiritual en sí mismo.
A lo largo de la historia y en diferentes cosmovisiones se habla de la “madre tierra” y las deidades más empáticas son femeninas, particularmente cuando representan el papel de madres.
En la cultura católica –común en nuestros países de lengua castellana- esto se traduce en el culto a la Virgen María, que no es diosa pero sí la mayor santa entre los seres humanos. Por eso se le dedica el mes de las flores; mayo es un mes mariano.
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La maternidad se ha adaptado a las necesidades y realidades socio-políticas. La supervivencia se extendió al ámbito emocional. Ahora vivimos un periodo en que se considera dejar de poner límites, en el que las madres, inclusive, intentan ser “amigas” de los hijos.
Lo anterior es una discusión en curso. También lo es que los varones participen más en el cuidado de los hijos y de la casa. (¡Pronto nos ocuparemos de los padres!)
La discusión se extiende a que los progenitores, en su esfuerzo por brindar a sus hijos las herramientas y experiencias que consideran necesarias, se ven envueltos en mucho movimiento, lo que a veces dificulta la conexión con ellos, paradójicamente.
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Más para pensar: familias lesbomaternales
En general hemos aceptado la mencionada maternidad tardía. ¿Pero cómo van nuestro procesamiento de otras realidades?
En Ser Grande tratamos también el tema de familias con dos mamás. Es muy importante que todos enfrentemos emocional y moralmente algo tan tangible como un edificio, y donde pueden observarse muchas bondades.
Una sociedad abierta a las diferencias es mucho más rica en todos los sentidos. Por eso es importante que todos, desde los más pequeños hasta los adultos mayores, contribuyan a la consolidación de la sociedad amorosa que quieren heredar, donde todos los derechos humanos son respetados y efectivamente ejercidos.
Como nos dijo Ana De Alejandro: para una mente amplia es evidente que la calidad de la familia no depende de la heterosexualidad de los padres, sino del amor y los valores puestos en práctica e inculcados a los hijos.
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Madres, padres y sociedad
En mayo vimos los casos de tres mujeres que han sufrido y sublimado experiencias que ilustran porqué la perspectiva femenina nos hace mejores como personas.
Con gran convicción han dicho: “A mí me pasó, y no quiero que a nadie le suceda”; “Yo no sabía qué hacer y no había quién me indicara el camino”; “Quiero que mi experiencia sirva a otros”. Las tres tomaron acción y han contribuido a hacer mejor su entorno y, por tanto, al mundo.
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¿El regalo para mamá?
Sobre cualquier accesorio, ramo de flores o artículo electrónico, nuestra encuesta dejó en claro que el regalo preferido por las madres es la convivencia con sus hijos y sus nietos.
Lo anterior está por encima de cualquier cursilería o simple conclusión que aluda al instinto materno. La necesidad de crear vínculos sólidos, íntimos, amorosos, es algo que todos llevamos en el ADN pero que indudablemente se forjó en el fenómeno denominado maternidad.
Hacer tribu y crear lazos de ayuda para que la crianza sea un asunto social y no individual ni aislado, ha sido y continúa siendo –tal vez más que nunca- el factor de supervivencia de la especie humana.
Nuestra colaboradora, la psicóloga Rocío Botello, mencionó que no hay madre perfecta pero que todas dan lo mejor que tienen a sus hijos.
¿Coincides con ella? Esperamos tus comentarios y tu participación durante junio, cuando abordaremos el papel de los padres.
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