El fetichismo es una práctica más común de lo que se cree y hay que saber diferenciarlo de la perversión que requiere de apoyo psicológico
Desde la perspectiva del psicoanálisis, la sexualidad es fetichista por definición. Pero esto, ¿qué quiere decir?
A todos, de una forma u otra, nos despierta el deseo, una característica o rasgo de nuestra pareja sexual. Esta cualidad funciona, literalmente, como un fetiche.
Por lo tanto, no hay nada de malo en aquella persona que gusta vestir a su pareja con zapatitos rojos, lencería de encaje o cadenas para incrementar su deseo y excitación.
También, existen personas que son apasionadas de armar escenas sexuales con juguetes, vestimentas, atmósferas, etc. Lo anterior, como un intento de volver realidad una fantasía.
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Fetichismo V.S. perversión
No obstante, también existen fetichistas de personalidad perversa.
Esa persona, para decirlo de manera simple, ha depositado en el objeto fetiche, la causa de su deseo.
A diferencia del resto de las personas que juegan con su pareja a escenas sexuales, el perverso mantienen una relación erótica/sexual con el objeto en sí mismo y no con la persona.
Es decir, aquello que lo excita y en muchos casos lo hace llegar al orgasmo, es este objeto exclusivamente.
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¿Cómo afecta el fetichismo a mi sexualidad? ¿Qué hacer?
Cuando hablamos de una estructura de personalidad perversa, estamos identificando a una persona que suele llevar una sexualidad escondida y avergonzada.
Por ejemplo, recuerdo el caso de una persona que vivía su sexualidad a través de coleccionar zapatos de tacón usados y se excitaba con ellos oliéndolos dentro de su armario.
Ahí, en ese escondite, vivía una sexualidad secreta y penosa. En realidad no era feliz ni libre.
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¿Cuándo solicitar apoyo terapéutico?
Los juegos de parejas donde se utiliza indumentarias para dar un toque extra a su sexualidad, es simplemente una forma de divertirse y gozar.
Incluso, pueden mantener la pasión encendida, unirlos más como pareja y volverlos cómplices en algo tan particular.
Por el otro lado, tenemos a ese fetichista que vive enjaulado y presa de su objeto fetiche.
Lamentablemente, el perverso no suele pedir una terapia, y mucho menos sostenerla, por lo que difícilmente logra librarse de este complejo goce que lo vuelve preso de un objeto y de su sexualidad.
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Etiquetas: fetichismo, perversión, placer sexual
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Excelente explicación de una y otra práctica.
Se entiende muy bien lo que es cada cosa.
Me gustó por claro, preciso y conciso.
Yo he soportado gustos que no compartía … hasta que me liberé de esas personas y ahora me siento mucho mejor! Les expliqué varias veces … ni bola. Pues fin !!! Abrazo 🤗