La abstinencia sexual es un mandato que diversas religiones en momentos distintos solicitan. ¿Qué tan benéfica es esta práctica?

La abstinencia sexual es la práctica donde una persona se abstiene de tener cualquier tipo de contacto erótico-sexual debido a razones médicas, psicológicas, legales, sociales, financieras, filosóficas, morales o religiosas. Por lo tanto, puede ser voluntaria o involuntaria.
Diversas religiones en momentos distintos solicitan abstinencia sexual a sus líderes o practicantes.
Lo anterior con el objetivo de canalizar toda su energía y toda su persona en su relación con Dios.
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Pros y contras de la abstinencia sexual

La abstinencia tiene consecuencias médicas y psicológicas en la persona que la practica: genera mayor estrés y/o ansiedad, afecta la autoestima sexual, disminuye el deseo sexual.
Además debilita el sistema inmunológico, reduce la neurogénesis (generación de nuevas neuronas) y ocasiona la pérdida de tonicidad en el piso pélvico, el distanciamiento en pareja y, en algunos casos, disfunciones sexuales.
Abstinencia voluntaria:
Cuando la abstinencia es voluntaria, las consecuencias son menores que cuando es del tipo involuntario.
La práctica voluntaria, libre y por elección, más que de coacción o miedo, puede jugar a favor.
Ese espacio de tiempo, que suele no ser tanto, permite conectar con otras áreas de la vida de cada persona, que contribuyen con la gestión del deseo sexual.
Además, es el método más seguro de prevención de infecciones de transmisión sexual, así como de embarazos no planeados.
Cuando se trata de una decisión voluntaria en búsqueda de un crecimiento espiritual, si la persona está enfocada en el objetivo y concentra toda su energía en ello puede lograrlo si se quita temporalmente la “distracción” que podría ser la vida sexual.
Abstinencia involuntaria
Si la abstinencia es involuntaria, por miedo u obligación podría jugar en contra.
Pues además de los efectos adversos mencionados con antelación, también puede influir en la manera de cómo se integra la sexualidad.
En consecuencia se puede vivir la sexualidad y del deseo con vergüenza, culpa, miedo o tristeza.
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De la abstinencia al ejercicio del placer sexual

La buena noticia es que si por voluntad o involuntariamente una persona ha practicado abstinencia sexual o ha pasado a segundo plano su vida erótica-sexual, se puede reconectar con el placer y desarrollar la sexualidad que le gustaría.
Lo ideal es ir de menos a más. Algunas recomendaciones serían:
Gestar el deseo:
Esto se puede hacer con actividades de la vida diaria otorgándote esos espacios para hacer aquello que te hace sentir bien.
Lo importante es que te otorgue placer y que no implique temas como familia, trabajo, amistades, hogar, mascotas o escuela.
Podría ser, por ejemplo, una caminata de treinta minutos diario, o lo que a cada quien le acomode.
Autoerotismo:
Es importante primero empezar de manera individual, tocándote, para reconectar con las sensaciones de placer que ofrece el cuerpo.
No tienes que ir directo a órganos sexuales pélvicos externos e internos, sino regalarte experiencias donde toques todo el cuerpo, como pequeñas citas, y más adelante hacerlo con los órganos.
Esto lo puedes hacer ayudándote de aceites de masaje, lubricantes y juguetes eróticos.
En este caso, se puede utilizar Smart Wand de Lelo, un masajeador corporal que puedes pasar por todo el cuerpo, así como por la vulva, pene, perineo, escroto y ano.
Ahora que, si se quiere algo más para zonas localizadas están Sila Cruise o Sona 2 Cruise, para estimular el clítoris y lo que se te ocurra.
Así como F1S V2 para el pene, lo cual, podría hacer más divertido este reencuentro con tu placer.
No todo es coito:
En ocasiones cuando queremos retomar nuestra vida sexual, buscamos irnos directo a lo que nos han enseñado que genera placer sexual.
Sin embargo, es un buen momento para hacer uso de todo nuestro erotismo y experimentar los placeres que nos brinda conectar desde lo erótico con otras personas.
La situación se asemeja a cuando éramos adolescentes que primero tuvimos pequeños acercamientos, antes de pasar a otras prácticas.
Ser consciente:
Estar atento de cómo te sientes antes, durante y después de cada acercamiento erótico-sexual o experiencia.
Tener paciencia:
Hay que considerar que no necesariamente obtendrás lo que te gustaría en unos pocos días.
El placer sexual es algo que hay que construir a diario, que requiere paciencia y compasión contigo.
Reducir tus expectativas:
Tenerlas, nos aleja del objetivo que queremos lograr e impide que cada experiencia de placer sea suficiente.
Si todo el tiempo buscamos tener el control, más nos desesperamos pues la satisfacción sexual se trata más bien de soltar y fluir.
Acudir a terapia sexual:
Por supuesto que, llegar a terapia sexual no sobra, sobre todo si la persona siente que este periodo de abstinencia ha afectado todas las áreas de su vida y no sabe cómo reencontrarse con su sexualidad.
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Etiquetas: abstinencia sexual, celibato, cuaresma y abstienencia sexual, sexualidad, sexualidad tras abstinencia
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