En 20 años, México registraría un aumento de casos de hígado graso no alcohólico y quizás cáncer, por eso hay que tener cuidado con el azúcar
“En los últimos 30 años el hígado graso no alcohólico se ha convertido en un mal crónico muy común. Una dieta alta en azúcares añadidos, entre ellos la fructosa, podría ser el principal factor”, advierte la investigadora Lisette Chávez Rodríguez, especialista en Biología Experimental de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
El hígado graso no alcohólico, como su nombre lo indica, es una afección en la que se acumula grasa en el hígado.
Esta acumulación impide que el hígado cumpla sus funciones adecuadamente como digerir los alimentos, almacenar energía y eliminar las toxinas.
El hígado graso puede tener dos orígenes: alcohólico, es decir, ocasionada por el alto consumo de alcohol y no alcohólico, cuya causa ha sido desconocida.
La especialista, quien lleva a cabo la investigación “Efectos tumorales y cancerígenos de la fructosa” en el Laboratorio de Medicina Experimental y Carcinogénesis, explica que el hígado graso se ha convertido en uno de los problemas de salud más preocupantes.
No solo por los daños que genera, también porque es un importante precursor de cáncer hepatocelular, el tercero entre los más mortales en el país.
“Se estima que estos azúcares son el detonante de entre 15 y 20 por ciento del cáncer hepatocelular que daña a los mexicanos”.
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Los mexicanos, el azúcar y el hígado graso
Subraya la especialista que los mexicanos gustan mucho de los alimentos dulces.
La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) 2020 reportó que en edades tempranas existe una tendencia hacia suministros con altos niveles de azúcares, a lo que se suma una baja preferencia de verduras y frutas.
“Es alarmante que entre la población adulta las dosis de agua sean sustituidas por bebidas endulzadas, sobre todo refrescos, así como la preferencia por pan dulce, galletas, helados y otros artículos procesados.
“Esta ingesta favorece el desarrollo de las enfermedades metabólicas, incluido el hígado graso no alcohólico”
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Cuidado con el azúcar y su afectación sistémica
Los estudios realizados por la especialista en ratones indican que una dieta alta en cosumo de azucar y fructurosa no solo favorece el desarrollo de tumores en hígado.
También en pulmones y una acumulación de grasa alrededor del corazón.
“Esto significa que la afectación no solo es hepática, sino también sistémica”.
“Además, encontramos que los tumores presentan características potencialmente más agresivas, que hacen que esta clase sea mucho más difícil de atender”.
Es decir, se complica mucho más el tratamiento para los pacientes por la resistencia a las terapias existentes.
Otros de los desafíos que Chávez Rodríguez ha identificado son los cambios que ocurren en los pulmones, donde la fructosa potencia la generación de adenocarcinomas, además de su relación con los trastornos cardiovasculares.
También se han observado cambios en intestinos, riñones y páncreas, por lo que “los productos altamente calóricos deben ser considerados como un dulce veneno”, advirtió.
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Solución de fondo
Asegura la especialista que con esta investigación quiere concientizar a la población respecto al riesgo de consumir este tipo de productos.
Por esta razón hace un llamado tanto al gobierno como a la iniciativa privada a impulsar campañas dirigidas a disminuir el consumo de estos productos entre la población.
De lo contrario, en 20 años se registrará un aumento considerable de esa enfermedad, advierte la maestra Lisette Chávez Rodríguez.
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Etiquetas: azúcar, cuidado con el azúcar y el hígado graso, daños del azúcar, hígado graso, hígado graso no alcohólico
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