La maestra jubilada María Cristina Gutiérrez dedica su tiempo a enseñar música a personas con y sin discapacidad a través de SensibilizArte
Para la maestra normalista y en Educación Musical María Cristina Gutiérrez Uribe la jubilación en plena pandemia, lejos de implicar aislamiento y duelo, significó el nacimiento de un nuevo proyecto lleno de música, armonía y amor: SensibilizArte “Educación Musical Inclusiva”.
SensibilizArte consiste en educación en línea de música, solfeo, canto, aprendizaje de piano, flauta y percusión para personas con o sin discapacidad.
Su éxito radica en el poder de la música; arte capaz de desarrollar áreas físicas, cognitivas y emocionales en cualquier persona sin importar su edad o condición.
La historia de SensibilizArte comenzó a escribirse en septiembre 2006 cuando la Escuela de Iniciación Artística Número 4, del Instituto Nacional de Bellas Artes, abrió el Taller de Sensibilización Artística dirigido a niños y jóvenes con discapacidad.
De 2008 a 2010 la población creció tanto que se abrió el turno vespertino, y la maestra Cristina fue invitada a formar parte del Taller.
Bastó una serie de clases para que la maestra se diera cuenta sobre la importancia de extender una educación musical a este sector de la población.
También descubrió que le gustaba mucho dar clases a estas personas amorosas, cooperativas y agradecidas.
“Mientras los niños regulares peleaban porque a unos les dí el pandero azul y a los otros la maraca roja, mis alumnos con discapacidad agradecían y aprovechaban cada enseñanza y momento con ellos”.
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El poder de la música
Por muchos años la maestra impartió clases a niños y jóvenes que encontraron en la música una gran aliada en su rehabilitación física.
“La música desarrolla habilidades socioafectivas, motrices y cognitivas”, explica la maestra.
A nivel socioafectivo, la música favorece la comunicación, el trabajo en equipo y el establecimiento de vínculos amorosos y sanos entre la familia y los compañeros.
A nivel motriz, tocar un instrumento desarrolla la motricidad fina, además de favorecer el ritmo y la coordinación.
El área cognitiva también se desarrolla, pues el alumno tiene que memorizar y aprender. Además, reduce la ansiedad lo que facilita el aprendizaje.
Algunos de sus alumnos incluso desarrollaron una exitosa carrera musical, algo que llena de orgullo a la maestra.
Tal es el caso de Angélica Victoria Díaz Lemus jovencita que vive con autismo y quien desde 2013 estudia la Carrera de Piano en la Ecole Normale de Musique de París con el Pianista Abdré Gorog y en el Conservatorio de Versalles con el Mtro. Pascal Romano.
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Pandemia, la gran aliada de SensibilizArte
El arribo de la pandemia de COVID significó para la maestra nuevos retos tecnológicos y curriculares, tal como ocurrió a muchos académicos.
Pero para ella la tarea fue doble, pues no sólo tenía que atender a sus alumnos regulares, también a los chicos del Taller de Sensibilización Artística.
“Fueron ellos los que me dijeron: ¿y nosotros qué?, cuando se enteraron de que la escuela cerraría sus puertas físicamente.
“En un principio temí que las clases virtuales no funcionaran, pero sucedió todo lo contrario”.
Los alumnos asistentes al taller se comprometieron y mantuvieron sus clases en su horario regular, ofrecieron conciertos virtuales y todos recibieron sus reconocimientos.
“La música les ayudó a que no se deprimieran y tampoco se perdieran en la televisión, las redes sociales o los videojuegos”.
El hecho de que las clases fueran virtuales favoreció a que los alumnos ya no tuvieran que trasladarse grandes distancias, lo que mejoró su concentración y desempeño.
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Una jubilación exitosa
A pesar de lo bien que la pasaba con los alumnos, la maestra tenía claro que ese mismo año se jubilaría.
Al enterarse de su jubilación, los alumnos le solicitaron que les siguiera otorgando clases virtuales.
Además, el hecho de que fuesen ahora una enseñanza particular favoreció a que invitaran a más compañeros.
Hoy la maestra tiene más de 50 alumnos en todo el país e incluso en Ecuador, sus edades fluctúan entre los 2 y los 76 años.
La maestra también ha abierto sus cursos y talleres a alumnos regulares (niños, jóvenes, adultos y adultos mayores).
“La jubilación no es el fin, sino el inicio de una nueva etapa de nuestra vida, donde finalmente somos dueños de nuestro tiempo y es el momento ideal para emprender lo que siempre hemos querido hacer.
“Yo me siento muy satisfecha de poder brindar mis conocimientos y experiencias a mis alumnos con y sin discapacidad, pues soy testigo de cómo se desarrollan, fortalecen y son felices con la música”, concluye la maestra María Cristina Gutierrez Uribe.
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