La compañía del uno para el otro se vuelve entrañable y en caso de una separación no deseada, puede manifestarse como nostalgia.
Una de las labores menos reconocidas en nuestra sociedad es la de ser “cuidador” de personas dependientes. Pero, definitivamente, en una relación entre cuidador y paciente se puede manifestar el amor como un sentimiento de afecto hacia el prójimo. Aunque existen enfermedades incurables, no existen los pacientes que sean “incuidables”.
“El cuidador juega un papel muy importante. Surgen sentimientos. El amor es próximo a la amistad, a la compasión, no a la lástima que es un sentimiento irrespetuoso. La compasión es un sentimiento que se experimenta desde el corazón hacia otra persona y que tiene un altísimo nivel de respeto”, explica Lilia Pankowsky, psicóloga experta.
El cuidador suele ser tolerante y respetuoso, mientras que el paciente agradece mucho poder contar con alguien para platicar y compartir experiencias, anécdotas, tener a alguien que desee escucharlos, no como los familiares, quienes ya conocen los relatos de memoria.
“El cuidador se vuelve un confidente. Estas personas prestan mucha atención a lo que se les está relatando. Los pacientes hablan de sus trabajos, de los viajes que tuvieron, de sus experiencias de éxito o fracaso y éstas son recibidas con mucho respeto. En cambio, las familias pueden llegar al hastío de escuchar las mismas historias una y otra vez”, comenta Pankowsky. “Los cuidadores se convierten un poco en pareja, hijo o amigo, lo que el paciente necesite y los pueden querer como tales”, añade.
Hay muchas personas que, debido a una enfermedad o su avanzada edad, quedan a cargo de un cuidador primario y son quienes toman todas las decisiones importantes en lugar de los pacientes. En ocasiones, dicha labor se torna complicada, es ardua y sacrificada.
Los cuidadores no se deben olvidar de ellos mismos
El cuidador debe procurar una buena calidad de vida al paciente, pero jamás debe olvidarse de sí mismo. La dedicación, el tiempo y el amor invertido en la persona a la que se cuida, idealmente, no tendría que representar un desgaste emocional, ni provocar una sensación de vacío.
“Se dice que la terapia, como el cuidado de pacientes, son actos de amor. Se va viendo al cuidador como el depositario de las experiencias, de los intereses y de alguna manera sí es sentimiento de amor que no necesita ser definido, no necesita ser encasillado”, opina Pankowsky, quien también es psiquiatra.
También se debe contemplar que los cuidadores no solo atienden a personas ancianas o con ciertas deficiencias mentales, también personas con lesiones medulares, parálisis cerebral y otros tipos de problemas de salud. Este tipo de pacientes requieren de un cuidado más especializado, incluso más demandante, lo que podría derivar en “síndrome del cuidador”, que se puede definir como el estado de agotamiento, tanto emocional como físico, que experimentan las personas que dedican gran parte de su tiempo al cuidado de una persona dependiente.
Verdaderamente amor
Las relaciones entre cuidadores y pacientes pueden ser profundas, tocar el alma de las personas involucradas en estos roles, desarrollando un sentimiento genuino de amor, de respeto y admiración. La compañía del uno para el otro, su presencia se vuelve algo entrañable y en caso de una separación no deseada, incluso se puede manifestar una sensación auténtica de nostalgia.
“Si tuviera que poner en un término mi opinión sobre los cuidadores, son personas admirables, son ángeles de la guarda”, comenta Lilia Pankowsky con respecto al vínculo afectivo entre este tipo de personas que en ocasiones es un tanto difícil de explicar, pero que sin duda es real.
Tres películas de amor y amistad entre cuidadores y pacientes
Mar adentro (2014)
Basada en la historia real del escritor Ramón Sampedro, quien tras un accidente queda tetraplégico y lleva 30 años “encerrado en su cuerpo”. Su familia vive para él y piensa en lo injusto que es no permitirle morir. Ramón conoce a dos mujeres: Julia, una abogada quien apoya su causa, y Rosa, que trata de convencerlo de vivir. Ambas son cautivadas por la personalidad de Ramón, pero Rosa le demuestra su gran amor de una manera inesperada.
Amigos (2011)
La historia del Conde Philippe Pozzo di Borgo, quien se quedó tetraplégico en 1993 tras sufrir un accidente en parapente y quien conformó una hermosa relación de amistad, inesperada con Abdel Yasmin Sellou, su cuidador a domicilio.
Yo antes de ti (2016)
Will Traynor, un exitoso hombre de negocios, queda tetraplégico tras un accidente automovilístico y cae en depresión. Louisa Clark, una optimista estudiante es contratada como su cuidadora y se enamora de él, pero esta historia tiene un trágico final tras unas vacaciones de ensueño por Europa.
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Etiquetas: adultos mayores, amor, cuidador, paciente, Ser Grande, sociedad, tercera edad
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Un tema diferente , original e importante que ojalá inspire el respeto y admiración que los Cuidadores merecen por tan noble labor.