El extremismo religioso o político lastima y urge eliminar. La mejor forma es conociendo cómo funciona la mente de sus víctimas
La historia está llena de ejemplos de ataques y masacres en el nombre de Dios o una idea política o religiosa.
Entre los casos más recientes se encuentran el ataque sufrido en una mezquita de Nueva Zelanda, que dejó un saldo de 51 personas muertas, en 2019.
Otro ejemplo es la masacre orquestada por el islamismo radical en la isla de Utoya, que costó la vida a 77 personas en 2016.
Estas muestras de odio llevaron a que la Asamblea General de la ONU designara el 22 de agosto como Día Internacional en Conmemoración de las Víctimas de Actos de Violencia Basados en la Religión o la Creencia.
Este día le sigue al 21 de agosto, en el que también se conmemora el Día Internacional del Recuerdo y Homenaje a las Víctimas del Terrorismo.
Llamado mundial contra el extremismo religioso
De acuerdo con el secretario general de la ONU, António Guterres: “La idea es recordar y condenar enérgicamente la violencia y los actos de terrorismo dirigidos a individuos, incluidas las personas pertenecientes a minorías religiosas”.
Además, durante un mensaje de condolencias a familiares de las víctimas de los ataques terroristas en Nueva Zelanda, subrayó:
“Los Estados tienen la responsabilidad primordial de promover y proteger los derechos humanos, incluidos aquellos pertenecientes a las minorías religiosas y su derecho a ejercer su religión o creencia libremente”.
Hizo también un llamado a los ciudadanos a velar porque se exijan responsabilidades a quienes cometen esos crímenes.
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En la mente de un extremista religioso
Psicólogos y sociólogos de todo el mundo han tratado de responder:
¿Qué lleva a una persona a desarrollar una mente extremista al grado de matar o incluso inmolarse?
En un primer momento, las investigaciones se dirigieron a buscar el perfil del criminal basado en información demográfica: edad, raza y género.
Los protagonistas resultaron ser varones de mediana edad, víctimas de exclusión social y con altos niveles de testosterona.
No obstante, estos datos eran parciales. Por ello, se propusieron determinar las características psicológicas de un extremista religioso.
Uno de los estudios más recientes fue llevado a cabo por el Departamento de Psicología de la Universidad de Cambridge, liderados por la psicóloga Leor Zmigrod.
El trabajo titulado The cognitive and perceptual correlates of ideological attitudes: a data-driven approach, sugiere que una combinación particular de rasgos de personalidad y cognición inconsciente, es decir, la forma en que el cerebro capta y procesa la información.
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Perfil psicológico de un extremista
- Memoria de trabajo pobre
La memoria de trabajo permite el almacenamiento temporal de información para su posterior uso en tareas complejas: aprendizaje, lenguaje y razonamiento.
Cuando la memoria de trabajo es pobre, el individuo no puede retener información en grandes cantidades y por tiempo prolongado.
Por lo tanto, tiene problemas de aprendizaje y dificultad para la resolución de problemas.
2. Lentitud en el procesamiento inconsciente de estímulos cambiantes
Son más lentos para procesar la evidencia perceptiva, como forma y color.
3. Dificultad en la realización de tareas complejas
Les es muy complejo resolver tareas que requieren de procesos mentales complicados, por lo que se sienten atraídos por tareas e ideas simples (blanco o negro).
4. Tendencias hacia la impulsividad
Las sensaciones displacenteras no las pueden retener y procesar para otorgarles una salida socialmente aceptable y segura.
Tienden a descargar su enojo o ira rápida e impulsivamente.
5. Búsqueda de experiencias de riesgo
Ante situaciones de riesgo nuestro cuerpo secreta adrenalina que genera fuerza para el ataque o la huida.
Esta sensación de fortaleza puede ser muy placentera, de ahí que busquen repetir situaciones que la promueven.
6. Dogmatismo
Interpretan al mundo y las emociones de una sola manera y se resisten a escuchar otras opiniones, pues esto implica nuevos desafíos, percepciones e ideas que no podrán procesar y asimilar fácilmente.
7. Inflexibilidad cognitiva
Los cambios les cuestan trabajo, les generan molestia, angustia y ansiedad, por lo que se aferran a rutinas o situaciones que son tal como las esperan y a las cuales pueden responder con rutinas habituales.
8. Dificultad en el procesamiento mental de información compleja
Tienen dificultad para procesar información sutil y compleja lo que fácilmente puede empujarlos a doctrinas que brindan explicaciones simples, claras, definidas del mundo.
9. Voluntad de autosacrificio
Son personas altamente influenciables al grado que son capaces de sacrificarse o actuar de forma extrema en favor del grupo o de la causa.
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Formas para frenar el extremismo religioso
Para los investigadores, conocer cómo funciona la mente de un extremista será clave para prevenir futuros ataques de este tipo.
Lo anterior, porque podrán identificar y apoyar mejor a las personas más vulnerables a ideas extremistas, antes de que sean captados por grupos radicales.
También, la pobreza, la marginalización, el miedo a lo diferente, la desinformación y las marcadas diferencias sociales han sido señaladas como caldo de cultivo para el extremismo religioso.
Por lo anterior, en el Día Internacional en Conmemoración de las Víctimas de Actos de Violencia Basados en la Religión o la Creencia, la invitación es que todos identifiquemos y rompamos con nuestras propias posturas extremistas: el clasicismo y el racismo, por ejemplo.
“Vivimos un momento extraordinario. Todos estamos llamados a colaborar unos con otros como una familia, la de la humanidad, para derrotar la enfermedad y poner fin al odio y la discriminación”, señaló en su momento el secretario general António Guterres.
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Etiquetas: asesinatos en nombre de Dios, Día Internacional en Conmemoración de las Víctimas de Actos de Violencia Basados en la Religión o la Creencia, extremismo religioso
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