En el marco del Día Mundial de la Mujer y Niña en la Ciencia, Julieta Fierro, en entrevista exclusiva, explica cómo apoyar el talento femenino
Ser mujer en la ciencia es una tarea todavía compleja, pero también indispensable para el crecimiento de México, asegura en entrevista exclusiva la doctora Julieta Fierro, una de las primeras mexicanas en incursionar en el mundo de la investigación.
La física, astrónoma y divulgadora de la ciencia nos platica que cuando ella era niña soñaba con tener una varita mágica que solucionara los problemas que observaba.
También quiso ser cirquera y tener un elefante a su cargo. Con el tiempo se dio cuenta que, si bien ambas cosas no estaban a su alcance, había algo que sí podía hacer: buscar alternativas creativas y realizables.
Afortunadamente su padre procuró tener una amplia variedad de libros en su casa. “Yo los ojeaba y veía las imágenes y me fascinaba. Tenía colecciones de libros de naturaleza, gastronomía, rocas y matemáticas”.
Sin embargo, asegura que lo que terminó por convencerla de estudiar fue su carácter rebelde frente al papel impuesto socialmente a las mujeres.
“Mi mamá murió cuando yo tenía 13 años y mi papá, como muchos hombres de aquella época, pensaba que las mujeres estábamos hechas para tener un marido y una bonita casa. Yo me rebelé y dije: pues yo voy a estudiar”.
La miembro de la Academia Mexicana de la Lengua recuerda que ingresar a un mundo entonces dominado por hombres no le fue difícil.
Claro que nunca faltó el envidioso que aseguraba que sus altas calificaciones obedecían a que era mujer.
Obstáculos para las mujeres y niñas en la ciencia
La también miembro de la Real Academia Española reconoce que, a pesar del avance de las mujeres en la ciencia, todavía existen muchos obstáculos para ellas.
1. Tipo de educación
El primer obstáculo, asegura, comienza durante la educación básica, pues en la escuela tradicional todavía no se enseña el gusto por la ciencia.
Subraya que se debe contemplar una educación dinámica, donde las matemáticas y todas las materias vinculadas a la ciencia se enseñen de manera práctica y divertida, aplicando el conocimiento para la solución de problemas reales.
Además, es importante, dice, que se deje de lado la educación memorística.
“Yo nunca, por ejemplo, me aprendí de memoria la tabla periódica y eso no impidió que estudiara las estrellas”, indica la ganadora del premio de divulgación de la Academia Mundial de Ciencias.
Conmina a enseñar a docentes a interesarse en la ciencia y en los niveles más avanzados (preparatoria, formación técnica o universitaria) ofrecer a los alumnos la oportunidad de vincularse con instituciones académicas en otras partes del mundo o de alto prestigio donde puedan ampliar sus conocimientos.
Finalmente, indica que es importante otorgar a los adultos educación continua para que puedan reinventarse.
Lo anterior porque personas que hoy tienen 50 años o más poseen algunos conocimientos que ya no tienen aplicación o cambiaron.
“El gusto por el aprendizaje debe extenderse. La UNESCO acaba de abrir un apartado para promover el aprendizaje durante toda la vida… Yo por ejemplo estoy aprendiendo música”.
2. Tiempos académicos vs. biológicos
El segundo obstáculo son los tiempos académicos, los cuales no pueden seguir siendo iguales para hombres y mujeres, pues sus tiempos biológicos son distintos.
Muchas oportunidades, tanto para estudiar como para alcanzar ciertos puestos, están limitadas por la edad y las mujeres tienen que trabajar al tiempo que sacan adelante a sus hijos pequeños.
“¿Por qué no tener derecho a retirarse una temporada de la vida económica y después regresar y retomar nuestra carrera?”.
Propone además crear guarderías en los centros de investigación para que las científicas puedan estar al pendiente de sus hijos al tiempo que atienden sus trabajos.
3. Obstáculo personal
El tercer obstáculo es el personal, pues muchas veces las mujeres no piden ayuda.
“Hay que solicitar apoyo para la atención de los hijos ya sea de abuelos, tíos o incluso de empleadas domésticas o nanas que pueden hacer más ligera la tarea”.
4. Los mitos
La genialidad como condicionante para acercarse a la ciencia es otro obstáculo.
“No hay que ser genio para dirigirse a la ciencia y hacer cosas fantásticas”.
Señala que basta con tener el interés en indagar y solucionar problemas de la vida cotidiana.
Por ejemplo, a todos nos interesa cuánto cuesta el kilo de limones y tortillas, y se requiere de ciencia básica para generar el conocimiento que pueda reducir los costos de producción.
Pocas mujeres en la ciencia: los costos
“Las mujeres damos vida y la cuidamos. Hay grandes investigaciones y soluciones a problemáticas de los últimos años ideadas por mujeres. Ellas intervinieron en el desarrollo de la vacuna contra el COVID”.
Además, puntualiza, los grandes proyectos que han generado el conocimiento actual vienen de grupos multidisciplinarios y hay que recordar que los cerebros de los hombres y de las mujeres son diferentes, y por lo tanto juntos amplían el conocimiento.
“Las mujeres no sólo solucionan problemas a nivel mundial, sino también que atañen al género femenino”.
¿Cómo apoyar el talento femenino?
Asegura la doctora Julieta Fierro que las personas de 50 años o más pueden ayudar a que más niñas y mujeres se interesen por la ciencia.
“El ejemplo es la mejor herramienta, por eso es importante seguir aprendiendo y descubrir nuevas cosas”.
El siguiente punto, indica, es jugar con sus nietos y sobrinos a temas vinculados con la ciencia.
Ella, por ejemplo, juega con su nieto incluso durante videollamadas. “Tengo peluches que le platican qué es una galaxia. Construimos volcanes, jugamos memoria”.
Agrega que también, en cuanto sea posible, vale la pena con nietos y/o sobrinos visitar museos y exposiciones de arte o ciencia.
“Tanto el arte como la ciencia muestran que las cosas pueden mirarse o hacerse de diferentes maneras.
“Hay que transmitirles que siempre habrá problemas y que ellos pueden ser quienes encuentren la solución”, concluye la doctora Fierro.
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Etiquetas: Día Mundial de la Mujer y Niña en la Ciencia, impulso a niñas en ciencia, Julieta Fierro, mujeres en la ciencia, niñas científicas
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