Te compartimos esta crónica de los incendios en Sonora y la lucha de los ganaderos para apagarlo. Más de 20,000 hectáreas fueron debastadas
“Estábamos al pie de la sierra, en la noche, y las llamas se levantaban de 20, 30 a 40 metros. Era una bola de lumbre, eso es incontrolable, y necesitas helicópteros y maquinaria. El gobierno no ofreció máquinas, las rentamos”, agrega Fernando Bustamante, ganadero afectado y brigadista civil.
El pasado 7 de junio, ganaderos de los municipios de Magdalena, Cucurpe e Ímuris, en la sierra de Sonora, comenzaron a vivir un infierno, cuando un pequeño incendio se propagó sin control.
“Todavía no sabemos qué pudo haberlo ocasionado, pues no hemos podido ingresar al lugar donde inició”, comenta Rocxana León, ganadera afectada.
Habitantes de la zona aseguran que nunca, en más de 90 años, habían visto un incendio de tal magnitud.
PUEDES LEER: TURISMO DE SALUD O MÉDICO, PARA VERSE Y SENTIRSE MUY BIEN
“Se llegaban a prender 1,000 a 2,000 hectáreas, ¡pero 20,000 nunca!”, indica Tadeo Padrés, otro ganadero afectado y brigadista civil.
Las temperaturas de cerca de los 40 °C, sumadas a la fuerte sequía que este año azotaba al estado, convirtieron a los bosques y pastizales (estos últimos básicos para la producción de ganado) en pólvora.
Animales en peligro por los incendios en Sonora
La fauna de la sierra comenzó a bajar hasta la carretera huyendo del fuego.
Habitantes captaron en sus cámaras el arribo de venados, conejos, osos, zorrillos, gatos monteses y jabalíes cerca de las carreteras.
El ganado también comenzó a huir de las llamas que no daban tregua, muchas vacas no lo lograron. Se estima una pérdida importante de cabezas de ganado.
“La mayoría no hemos logrado entrar todavía a nuestros terrenos, pero las pérdidas pueden ser muy grandes, pues el precio de cada cabeza de ganado fluctúa entre los 12,000 y 50,000 pesos”, indica Rocxana.
Sociedad organizada y muy desgastada
El aislamiento de la zona, así como el interés de los habitantes por apagar el incendio a la brevedad y la confianza en que las autoridades los apoyarían, retrasó el llamado de auxilio.
Finalmente encontró en las redes sociales el canal para lograr dar visibilidad al desastre y presionar a las autoridades para que atendieran la emergencia.
Mientras tanto, armados con palas, picos y con sus propios vehículos y recursos, los habitantes luchaban día y noche para apagar el fuego, guiados por brigadistas especializados en apagar incendios que llegaron, algunos con equipo insuficiente.
SUSCRÍBETE SIN COSTO A SER GRANDE Y RECIBE BENEFICIOS EXCLUSIVOS: AQUÍ
“No traen máscaras y no traen lentes para el humo… no traen equipo, la verdad andan a la buena de Dios”, narra conmovido Tadeo Padrés, ganadero afectado y brigadista civil.
“Mis respetos para los brigadistas, un excelente servicio, un trabajo incansable, mujeres que andan con ellos, tirados de cansados y se portaron muy bien, no nos abandonaron, y nos guiaron”.
Algunos ganaderos, con sus propios recursos, consiguieron rentar bulldozers para hacer zanjas de manera mucho más veloz.
Con un costo de renta aproximado de 3,000 pesos por hora más 1, 200 del operador y con jornadas de 15 horas diarias, los productores y ganaderos tuvieron que poner de su propia bolsa al menos 63,000 pesos diarios, por varios días.
También fue necesario tomar agua de presas privadas, misma que, en un contexto de sequía, era la reserva para el consumo humano y del ganado.
Incendios en Sonora, negligencia anunciada
Finalmente, el día 15 de junio, un pequeño grupo de ganaderos, rancheros, productores y pobladores logró ser recibido por los presidentes municipales
Les indicaron que ya habían enviado los oficios correspondientes para pedir apoyo al gobierno estatal y federal, pero que no habían recibido respuesta.
Y mientras el gobierno y las autoridades se perdían en burocracia y oficios, los brigadistas día y noche junto con los ganaderos, bajo una temperatura de 40 grados, se jugaban la vida.
“Nos decían, que no quieren mandar helicóptero porque cobra 90,000 pesos la hora. ¡Y qué!, ¿nuestros impuestos no cuentan? Es muy desesperante ver que te estás quemando, que se te está yendo tu patrimonio…”, comenta Tadeo Padrés, quien agrega indignado que cuando el helicóptero llegó, el 90% de las tierras ya estaban devastadas.
En cambio, pobladores de la redonda, liderados por Czilena Demara García, les brindaban víveres para que continuaran su lucha contra el fuego.
“Todos daban, aunque sea una latita, pero daban”, narra conmovido José Carlo Preciado, ganadero afectado.
Algunos de ellos sufrieron insolación y deshidratación:
“Médicos colegas, incentivados por la doctora Elsa María Carranza, síndico de Magdalena, donaron con sus propios recursos sueros intravenosos para poder hidratar a los brigadistas”, narra Rocxana León.
El recuento de los daños
La mayoría de los ganaderos afectados por este incendio proviene de familias que han trabajado por muchos años para sacar adelante sus tierras.
El recuento de los daños todavía no comienza.
“Algunos productores apenas están pudiendo entrar a sus ranchos para contabilizar el ganado perdido y ni siquiera hemos sacado la cuenta de lo invertido en apagar el fuego.
“Mucho menos tenemos claridad de cuánto costará la recuperación de sus terrenos, alimento para su ganado”, comenta, abatido, Jesús Alfonso León.
No obstante, algo tienen claro, la mayor parte de la tragedia la tuvieron que enfrentar solos, usando sus propios recursos y con el apoyo de pobladores, de ahí que hoy alzan la voz.
Y así, unidos, solicitan apoyo de los medios de comunicación, de las redes sociales, de los mexicanos y todo aquel que quiera contar su historia, su verdad.
“Alzamos la voz no sólo a nombre de los ganaderos, sino también de los pobladores que perdieron todo y de la flora y fauna devastada”.
Solicitan apoyo federal y estatal, lo mismo para ayudar a los habitantes, que para poder recuperar a la brevedad y, en la medida de lo posible, una parte de las 20,000 hectáreas que calculan fueron devastadas.
Tierras que son fuente de ingreso de cientos de familias, pero también hábitat de plantas como pino, encino, sabino, madroño y mezquite.
Y de animales como borrego cimarrón, venado, lobo, zorra, liebre, musaraña, boa, culebras hocico de puerco y nocturna ojo de gato, serpiente real, coralillo, víbora de cascabel y tortuga, que también han perdido su hogar.
Datos:
- Sonora está dentro de los primeros diez productores de carne de res del país, con poco más de 73 mil toneladas. Aportando casi el 4% de la producción nacional.
- De acuerdo con la Sociedad Mexicana de Parrilleros, la carne de este estado es la única que se exporta a Estados Unidos sin revisión fitosanitaria, ya que el ganado cuenta con los más altos estándares de calidad.
- Una de las principales ventajas de este tipo de carne es el clima de Sonora y por los alimentos originarios de la región, que, como el mezquite o el orégano, son productos esenciales en la alimentación de las reses.
© Todos los derechos reservados
Etiquetas:
Compartir este artículo