El pozole es un platillo rico en nutrientes, sabor e historia. Conoce qué nos aporta y consejos para disfrutarlo sin culpa ni indigestión
En el mes patrio no podíamos dejar de hablar del pozole, platillo ancestral mexicano que ha sobrevivido al paso del tiempo, otorgándonos muchos nutrientes y adquiriendo nuevos ingredientes y sabores.
Su nombre original era tlacotlaolli (en náhuatl “maíz de hombre”) y existe evidencia que era un platillo ritual que incluía la carne de un guerrero sacrificado.
El tlacotlaolli se repartía entre la familia del guerrero que había capturado al cautivo, pues se creía que al comérselo adquirían su fuerza y destreza.
Afortunadamente sustituimos la carne humana por pollo o cerdo (hay quien le agrega chicharrón, camarón o sardina) pero su poder nutricional no ha desaparecido.
“El pozole es uno de los platillos más completos, pues contiene todos los ingredientes del plato del buen comer: cereales, vegetales y proteínas”, afirma la nutrióloga Mónica Hurtado, cofundadora de Quiero saber salud.
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Nutrientes deliciosos
“Un pozole mediano contiene entre 250 a 300 calorías, la diferencia radica en el tipo de carnes que se utilicen y los añadidos”, apunta la también maestra en Promoción de la Salud y Desarrollo Social.
· La carne otorga proteínas, grasas y vitamina B12 (en caso de ser vegetariano los champiñones también aportan proteína).
· El maíz va a darnos hidratos de carbono, vitaminas A, B, C y E, y minerales como cobre, hierro, zinc, magnesio y fósforo.
· La sal aporta sodio. De preferencia hay que usarla sola, sin consomé artificial.
· Los rábanos son ricos en vitamina C y B9 potasio, calcio y otros minerales en pequeñas cantidades (magnesio, fósforo, hierro, zinc, selenio, cobre y sodio).
· La lechuga nos aporta vitamina K y C, ácido fólico y potasio.
· El chile seco contiene vitamina A, E, B y minerales.
· El ajo nos otorga hidratos de carbono, yodo, fósforo, potasio y vitamina C y B6.
· El órgano contiene vitaminas A, B6 y K, así como fibra, hierro, magnesio, calcio y potasio.
· El limón nos otorga vitamina C, hidratos de carbono, potasio, magnesio y ácido fólico.
· La cebolla contiene azúcar, fibra, vitaminas A, B6, C y E, minerales como sodio, potasio y hierro y es fuente de ácido fólico.
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Consejos para comer pozole sin culpas ni indigestión
La nutrióloga y educadora en Diabetes Mónica Hurtado nos otorga algunos consejos para disfrutar de este platillo sin culpas ni indigestión.
· Cómelo como platillo principal y si quieres acompañarlo de tostadas, pambazos u otro alimento altamente calórico, entonces prefiere la mitad de la porción de pozole y la mitad de la porción del otro platillo.
· Elige tostadas horneadas en lugar de fritas para acompañarlo.
· El día en que lo comerás opta por alimentos bajos en grasa y cereales para el desayuno o las colaciones.
· Disfrútalo de preferencia a la hora de la comida para que el cuerpo alcance a hacer digestión. Evita comerlo cerca de tu hora de dormir.
· No lo acompañes de aguas azucaradas o bebidas alcohólicas calóricas como cervezas o cócteles.
· Considera que cualquier otro añadido como carnes combinadas, aguacate o chicharrón aportará más calorías.
· Come despacio y mastica muy bien. Recuerda que el proceso de digestión empieza por la boca y la sensación de saciedad tarda en llegar 30 minutos al cerebro.
Y tú ¿qué otro consejo conoces para disfrutar del pozole sin culpa ni indigestión?
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Etiquetas: comida mexicana, platillo mexicano ancestral, platillo prehispánico, Pozole
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